lunes, 3 de enero de 2011

¿Casualidad o consecuencia?


“La Corona del anciano son sus nietos; el orgullo de los hijos son sus padres.”
Proverbios 17:6
Llegar a viejo rodeado de nietos y con el respeto y el amor de los hijos es una bendición de Dios. Pero como toda bendición, viene como consecuencia del accionar en la Palabra de Dios. El aprecio de los hijos no es una cuestión de suerte, es el resultado de un trabajo que se ha hecho durante años, sembrando amor y respeto en sus propias vidas.
Es muy doloroso llegar a anciano y querer ver a los hijos y que ellos no tengan tiempo para usted. Pero sabe qué es lo más triste de todo, que usted puede haber sido el que les enseñó eso. Trabajar para sostener y proveer a la familia debe incluir también el tiempo para compartir con los suyos e instruirlos en la Palabra.
Todos necesitamos ser apreciados, escuchados y respetados, y esto se aprende en el círculo familiar. Si usted no tiene tiempo para escuchar a sus hijos, usted les está diciendo que hay cosas más importantes que ellos que requieren su atención. Ellos aprenderán ese estilo de vida y no sólo no lo respetarán a usted; sino que trasladarán esta herencia de maldición sobre sus nietos.
¿Ve por qué es importante cuidar lo que Dios le dio? Ellos serán su corona o su vergüenza de acuerdo a lo que usted haya sembrado en sus vidas.
Esta puede ser una palabra que no sea grata de escuchar pero es un alerta para detenerlo si va en esa dirección. Pare y rectifique su rumbo, invierta tiempo con ellos, escúchelos, guíelos. Y si usted está padeciendo estas consecuencias, no está todo perdido, Dios tiene una salida para usted. Ore para que sus hijos conozcan al Señor, Él tocará sus corazones y habrá un nuevo comienzo.
Dios Lo Bendiga 
Juan Guillermo 

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