martes, 30 de agosto de 2011

Un retraso no es un fracaso

Nunca vea un retraso como un fracaso, así como nunca debepensar que porque ha orado y el Señor no ha respondido, Él le ha dado un “no” rotundo. El “no” puede ser un “no” temporal, no permanente. Cuando Moisés clamó a Dios para que sanara de lepra a Miriam, el Señor inmediatamente dijo que no: no por el momento, pero ella fue sanada siete días después con el fin de seguir el patrón de la ley y enseñarle a la boquifresca hermana del profeta Moisés que evitara hacer comentarios imprudentes (consulte números 12).

¡Algunos retrasos son en realidad temporadas de preparación para sacar lo que no sirve de nosotros y para que el Señor pueda poner en nosotros su dirección! No siempre estamos listos para llevar a cabo la voluntad de Dios aunque creamos estarlo. Uno de los peligros más grandes en el ministerio es cuando un ministro, o incluso una iglesia, cree que ya lo ha alcanzado y que tiene todas las respuestas. Mientras el fruto que se encuentre en un árbol esté verde, crecerá, pero si continúa

colgado después de madurar, finalmente se pudrirá. Si nosotros mantenemos un espíritu enseñable en el proceso de movernos hacia el favor de Dios, siempre aprenderemos y pasaremos al siguiente nivel de la revelación del Reino de Dios. Si llegamos a pensar que ya lo hemos alcanzado, podemos estancarnos.

Cuando nació el hijo ilegítimo de Betsabé y David, se enfermó. David pasó los siguientes siete días con el rostro postrado en intercesión, pidiéndole a Dios que sanara al niño. El niño murió después de siete días. Dios no sanó al niño, pero aquí no termina la historia. Betsabé tuvo un segundo hijo de David, quien fue llamado Salomón, que significa “apacible” y “amado del Señor” (2 Samuel 12:24). La tristeza por la temprana muerte de un hijo fue reemplazada por el gozo del nacimiento de otro hijo. ¡Salomón se convertiría en el hombre más sabio de la Biblia y quien edificó el templo más magnífico en la historia de Israel!

No todos los caminos son rectos. Habrá baches, obstáculos y desviaciones en el viaje. Y esto se debe a que usted debe lidiar con gente mientras persigue su sueño. Siempre recuerde que la gente nunca comprende lo que usted siente de la misma manera que usted. Cuando nuestro ministerio comenzó a crecer y contraté a muchas personas maravillosas, me llevó años darme cuenta de que no sentirían la carga por el bebé (el ministerio) que yo di a luz y cuidé, de la misma manera que yo.

Una niñera puede amar al niño que cuida, pero una vez que sale de la casa, su carga o responsabilidad se termina, hasta la siguiente vez que regresa a la casa del niño. Cuando era ministro adolescente asistí a varias reuniones de ministros muchos pastores y evangelistas maravillosos de la misma denominación. Muchas veces al regresar de las largas reuniones de avivamiento (de cuatro a once semanas en una iglesia donde cientos se convertían a Cristo). Entraba al salón como un torbellino, emocionado por la bendición del Señor y los resultados espirituales. ¡Imagínese una reunión de avivamiento que había durado once semanas con más de quinientos convertidos! La mayor parte del tiempo no podía dejar de contar lo que había sucedido y la respuesta que recibía era una sonrisa y una mirada que decía: “Que bueno, vamos a hablar de otra cosa”. Parecía que los demás hermanos no estaban tan emocionados, y en realidad no lo estaban. ¡Se hubieran emocionado más si la reunión de avivamiento hubiera sido en su iglesia y no en la de alguien más!

Sucederán rápidamente:

La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar
a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. Apocalipsis 1:1

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el
Señor, Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado
su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben
suceder pronto. Apocalipsis 22:6

En ambos versículos la palabra “pronto” no quiere decir que sucederán en un futuro cercano (o poco tiempo después de la muerte de Juan). Ambas palabras griegas significan “rápidamente, velozmente, con rapidez”. Cristo estaba indicando que cuando venga el tiempo, estos acontecimientos comenzarán a sucederse rápidamente, uno después de otro.

Un retraso en un sueño o visión hará que la persona ejercite la paciencia al esperar que suceda el acontecimiento. En la Biblia, la fe y la paciencia son dos poderes gemelos que evitan que el espíritu del creyente se agote y se debilite mientras esperamos que la oración sea respondida o suceda lo que esperamos.

Como está escrito:

Deseamos, sin embargo, que cada uno de ustedes siga mostrando ese mismo empeño 
hasta la realización y completa de su esperanza. no sean perezosos; mas bien, imiten a 
a quienes por su fe  y paciencia heredan las promesas. Hebreos 6:11–12

Asi no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. 
Ustedes necesitan perseverar para que después de haber cumplido la voluntad 
de Dios, reciban lo que él ha prometido  Hebreos 10:35–36
Recuerde que un retraso no es un fracaso. Ser paciente (tener mucha resistencia) 
es parte de caminar en fe. Al final sucederá lo que Dios le ha revelado; 
lo cual normalmente sucede muy rápido

sábado, 20 de agosto de 2011

La decisión está en sus manos

Decidió no volver a la iglesia. Estaba avergonzado. El escándalo que protagonizó el fin de semana, no tenía parangón en la historia de aquél conjunto residencial. Él mismo no comprendía el por qué.

Riñó con uno de sus hijos; intervino Laura, su esposa. Estalló la diferencia. Ella insistía en que era inconsciente. Se sintió herido. Reaccionó. Elevó la voz. En cuestión de segundos estaba gritando. No comprendía la razón. Ahora estaba avergonzado.

“¿A qué vuelvo a la iglesia si soy un fracaso?”, se preguntaba una y otra vez.

Su esposa, más calmada, le insistía en que regresara. Roberto no sabía qué decisión tomar. Es cierto, Dios le hacía falta en su vida; no obstante, tenía hasta vergüenza se salir del apartamento, pensando en el qué dirían sus vecinos.

¿Qué final escoge usted?

Uno de los ganadores de un importante de los realitys más famosos de Europa, el cantautor, David Bisbal, tiene un tema: “Dígale usted” que tiene dos finales en el video original. Cada quien puede escoger el de su preferencia. Uno es feliz, como si fuera en telenovela, el otro, nostálgico y triste. Pero no es el único caso. Hay muchos. Incluso hay filmes que tienen dos finales que son opcionales para el cineasta.

Pienso en estas posibilidades cuando vuelvo la mirada a lo que es mi vida y la de millares de personas. Hay dos finales y cada quien determina cuál. Uno es el final a la manera de Dios, y el otro, el que escogemos y que es producto de todo cuanto hacemos a lo largo de nuestra existencia.

Voy a ilustrar una respuesta a su interrogante, partiendo de cuatro capítulos del libro de Jueces: desde el 13 hasta el 16. Sin duda ya habrá descubierto que se trata de la historia de Sansón. Él pudo haber tenido un final de victoria, pero fue trágico, porque se distancio de su Creador y adoptó decisiones desacertadas.

Desde antes de la fundación del mundo, Dios tiene planes maravillosos para usted y para mi. Le invito a considerar la escogencia de Sansón: “Pero los israelitas volvieron a hacer lo malo a los ojos del Señor, y el Señor los entregó al poder de los filisteos durante cuarenta años. En Sorá, de la tribu de Dan, había un hombre que se llamaba Manoa. Su mujer nunca había tenido hijos, porque era estéril. Pero el ángel del Señor se le apareció y le dijo: “Tú nunca has podido tener hijos, pero ahora vas a quedar embarazada y tendrás un niño. Pero no tomes vino ni licor, ni comas nada impuro, 5 pues vas a tener un hijo al que no se le deberá cortar el cabello, porque ese niño estará consagrado a Dios como nazareo desde antes de nacer, para que sea él quien comience a librar a los israelitas del poder de los filisteos.”(Jueces 13:1-5)


Con fundamento en el texto, observe que desde antes que naciera, Dios tenía puestos los ojos en Sansón como sin duda con nosotros. Segundo, le trajo para cumplir una misión, en un tiempo en el que los israelitas estaban bajo el asedio de los filisteos. ¿Se ha preguntado cuál es su misión en esta tierra y si la está cumpliendo?

Sansón nació de una madre estéril, reafirmando un hecho y es que para Dios no hay nada imposible. Él, nuestro Supremo Hacedor sabía cuál sería el inicio de este libertador del pueblo escogido, y cual sería su fin, en caso que Él se hubiera movido en Su voluntad. No obstante, Sansón—como veremos un poco más adelante--, tomó sus propias decisiones.

El texto continúa diciendo que: “A su tiempo, la mujer tuvo un hijo, y le puso por nombre Sansón. El niño crecía y el Señor lo bendecía. Y un día en que Sansón estaba en el campamento de Dan, entre Sorá y Estaol, el espíritu del Señor comenzó a manifestarse en él.”(Jueces 13.24, 25, versión Dios habla hoy)

En su tiempo, Dios cumplió el propósito que tenía planeado desde siempre, y la madre –que era estéril—pudo concebir y conforme iba creciendo Sansón, fue lleno más y más de la presencia de Dios (versículos 24-25)

Igual con nosotros cuando nos movemos en la voluntad de Dios. Hay quienes, bajo las presiones, renuncian a su fe. Algo que ocurre a muchas personas que no quieren ser el blanco de burlas y críticas de sus congéneres. Pero ha dado un paso importante y es reconocer el error. Eso es algo esencial, base para el cambio y el crecimiento personal y espiritual.

¿Quizá cayó en esta situación? Es tiempo de volverse a Cristo. Hoy, ahora, en este momento sin dejar pasar la oportunidad. Dios lo espera con los brazos abiertos. Siempre nos ofrece una nueva oportunidad cuando hay un arrepentimiento sincero…

sábado, 6 de agosto de 2011

Sólo dando, recibimos

 No tengas miedo, entrégate sin medida para que Dios tenga espacios vacíos que pueda llenar.

Todos llevamos dentro muchas cosas valiosas que podemos compartir. Cada persona tiene virtudes y cualidades que otros necesitan y admiran. Somos como recipientes que tienen forma y propósito. Contenemos algo que es necesario dar a los demás. Por ejemplo, cuando nos duele el estómago, buscamos una medicina y abrimos el frasco para tomar lo que contiene y sentirnos mejor. Nosotros somos iguales, somos recipientes llenos de bendición para nuestras familias, nuestra pareja y nuestro trabajo. Lo vemos en el hogar, nadie es igual, siempre hay alguien que tiene un don especial que no tienen los demás. Hay un risueño, un cariñoso, un fuerte y dominante. Cada uno aporta lo que tiene para beneficio y alegría del resto. No serás de utilidad para otros, a menos que estés dispuesto a abrirte.

Si no estás dispuesto a vaciarte, si no deseas compartir con tus amigos o personas necesitadas, te estancarás y no avanzarás porque no tendrás espacio para recibir y crecer. Las personas que atesoran y no comparten, sienten que ya llegaron a la meta, se acomodan y no superan otras expectativas, ya no pasan a otro nivel porque se han estancado.

Como un garrafón de agua que nunca se usa por miedo a que se termine. El resultado será que efectivamente, siempre tendrá agua, pero con el tiempo, se llenará de microorganismos y ya no servirá. Nadie querrá tomarla porque está estancada y contaminada. Las empresas no quieres trabajadores estancados que no buscan desafíos porque se llenan de los “microbios” de malos pensamientos y ya no avanzan. Para evitar que esto te suceda, debes consumirte, debes permitir que beban de lo que tienes y dejen espacio que puedas llenar de nuevo.

Jesús es el mejor ejemplo porque vino para gastarse y consumirse. Derramó Su sangre por nosotros, no le quedó una sola gota en el cuerpo, ¡eso es ser de utilidad! Aunque suene duro, la gente que no es útil, es inútil, así de sencillo. El problema de guardarnos y cuidarnos tanto es que nuestros dones se desperdician y no son de provecho para nosotros, ni para otros.

Nuestros lógica terrenal nos dicen que para tener, hay que guardar y acumular porque si gastamos y repartimos, nos quedamos si nada. Pero el Señor dice que si repartes, tendrás más y si retienes, verás la pobreza en tu vida (Proverbios 11:24). La economía nos dice que debemos “acumular para los tiempos malos”. Claro que es bueno ahorrar, pero la Palabra aclara que debemos retener lo que es justo, no más que eso, porque acumular conduce a la pobreza. Cuando uno reparte, está abriendo el espacio para los milagros. Dar es justo y recibir también.


En la Biblia, vemos la historia del profeta Eliseo quien le pregunta a una mujer qué tiene para ofrecer. Era tiempo de escasez y ella le responde que sólo tiene una vasija de aceite. Entonces él le da la instrucción de que pida muchas vasijas prestadas y comience a derramar su aceite en ellas. ¡Y sucede el milagro! Porque se llenan todas las vasijas que sus hijos le llevan (2 Reyes 4:3-6). Lo que tú tienes y puedes derramar en otros es lo que Dios necesita para que ocurra el milagro de la sobreabundancia. Cuando eres un recipiente dispuesto a vaciarse, llamas al cielo tu propio milagro para que empiece a multiplicarse. La bendición de vaciarte está en la oportunidad que le das al Señor para que vuelva a llenarte.

Si quieres cosas mejores y nuevas, primero debes vaciarte y hacer espacio para que puedan venir a tu vida o será imposible recibirlas. Cuando entregas lo que tienes, alza tu mirada al cielo y dile al Señor: “Ya entregué lo que tenía, ¿dónde está lo mío?”

Para que nuestro Padre tome la decisión de derramarse, debe ver que la tierra está seca (Isaías 44:3). Si te sientes seco y vacío por dar lo que tenías, prepárate porque Él te llenará. No digas: “Me he guardado porque tengo miedo”. El temor a entregarse es el mayor enemigo de recibir bendición. Tal vez abusen de ti y se aprovechen, pero Él es suficientemente justo para darse cuenta que das lo mejor y mereces recibir.

Dios promete que bendecirá hasta que sobreabunde a quienes dan y se ofrecen sin medida, como dice en Malaquías 3:10 sobre el diezmo. Recibes el 100% de tu paga por el trabajo que realizas, entonces el Señor dice que le hagamos el favor de abrirle un espacio del 10% para que pueda llenarlo de nuevo, derramarse en ti y bendecirte. ¡Cuando diezmamos pasan cosas extraordinarias en nuestra vida porque Él no se queda con nada! Nuestro Señor es abundante en Sus promesas, no es escaso o egoísta, no puede dar poco, es generoso sin medida. Eso es lo que nos enseña y como buenos hijos, debemos aprender de Su ejemplo.

Ofrece lo que eres y lo que tienes sin medida en tu casa, en el trabajo y en la Iglesia. Hacerlo traerá bendición a tu vida. Echa fuera el temor y empieza a entregar lo que sea necesario.

Dale gracias porque tienes espacio para que Él lo llene. Dile que estás dispuesto a abrirte para que salga lo que Él y otros necesitan. Abre tus brazos y pídele que tome lo que quiera de ti. Pídele que llene los espacios que has vaciado, que no te deje sin recompensa porque deseas experimentar toda Su abundancia. Entrégale tu vida y tu corazón, declara que te darás a otros, que les bendecirás porque es tiempo de vaciarnos para que Dios nos llene de nuevo. 

miércoles, 3 de agosto de 2011

Con Dios podemos realizar grandes cambios

Cuando empezamos a dar nuestros primeros pasos con Dios, sin dudas, nuestra vida cambia para siempre porque nunca volvemos a ser los mismos si es que guardamos Su Palabra con amor en el corazón.

El Padre puede restaurar el corazón más lastimado, darle fuerzas al corazón más débil y enternecer al corazón más obstinado. Porque Dios trabaja de adentro hacia afuera. Él nos transforma y nos va cambiando la vida en todos los aspectos para que lleguemos a lo que Él desea, para Su gloria.

Un ejemplo muy dulce que se encuentra registrado en la Palabra es la transformación de Pablo, quien, antes de llegar a ser el apóstol Pablo era un hombre que asolaba a la iglesia de Dios, mataba creyentes y consentía en la muerte de quienes predicaban el evangelio.

Pero todo cambió el día en que Jesucristo le reveló que lo que estaba haciendo sólo iba a lastimarlo a él, en lugar de bendecirlo. Al respecto, el Dr. John Gill menciona lo siguiente:

Dura cosa te es dar coces contra el aguijón, o resistirme (...) es un refrán que se toma de las bestias que tienen aguijones, que dan coces contra los aguijones o espuelas, y se lastiman más al hacerlo, y Cristo lo usa, sugiriendo así que si Pablo continua persiguiéndolo a Él o a Su gente, oponiéndose al Evangelio (...) se hallaría (...) grandemente lastimado por ello (1).

Y lo mismo afirma el Dr George Lamsa, quien menciona que este orientalismo significa lastimarse a uno mismo, hacerse daño a sí mismo (2), de todo lo cual podemos inferir que cuando vamos en contra de los planes que Dios tiene para con nosotros, al final, perdemos tiempo y terminamos sintiéndonos mal.
Leer Hechos 9. 1 al 5

Es cierto que si nosotros decidimos cambiar de esta manera, las personas se asombrarán pues ya no seremos los mismos. Nuestros corazones se ablandarán y caminaremos con más dulzura, firmeza y fe que antes, y esto, a veces confunde a la vez que llena de admiración. Por eso, vale la pena cambiar con Dios, juntos, Él mediante su llamado y asistencia, y nosotros, esforzándonos, levantándonos y poniéndonos de Su lado para servirlo y agradarle.

El cambio, entonces, lo promueve Dios y lo recibimos y ejecutamos nosotros. Somos un equipo. El Padre nos llama. Puede ser a través de una revelación o de otras personas o de Su misma Palabra. Él da el primer paso y muchos de los subsiguientes, (como lo demuestran los pasajes que enmarcan este maravilloso y dulce relato de Pablo) pues nunca nos suelta la mano.

Pero nosotros también debemos proponernos crecer, aprovechar la oportunidad que el Padre nos está brindando, recibir Su perdón y gracia y así, armarnos de un pensamiento íntegro y superador que nos sane interiormente para crecer en madurez y potencia espiritual. 1 Timoteo 1. 12 al 15

Dios nos robustece, nos vigoriza y nos ayuda a sacudir toda telaraña anímica que nos esté paralizando para vivir una vida victoriosa, que es lo que a Él le agrada. A Él no le importa lo que hayamos sido antes pues el pasado no tiene poder para separar a una persona del Padre. El pasado consiste en hechos, en aciertos y errores que pueden ser sanados y restaurados por Dios. Así que, podemos estar seguros de que ya no cuenta delante de Él.

Lo que sí cuenta es Su gracia, es decir, Su ayuda, Su presencia incondicional en nosotros. La gracia implica, así, una ventaja siempre porque nos permite dejar atrás lo que éramos y extendernos hacia lo que está delante. Siempre implica una ayuda gratuita, nunca es onerosa, nunca se recibe por méritos pues de otra manera ya dejaría de ser lo que es en esencia.

Y por último, y como uno de los aspectos más sobresalientes, vemos en estos pasajes algo maravilloso, que es el hecho de que ella, la gracia de Dios, siempre es más abundante, más grande, más amplia, más extensa, profunda y anchurosa que todos nuestros pecados juntos. Y esas características, sumadas al amor y a la fe que recibimos en Cristo nos dan una excelente base para empezar a transformarnos hasta llegar a ser todo lo que el Padre desea. 


http://creerenjesus.blogspot.com 

Una y Otra Vez

1 Juan 2:7-17 ¿Que encuentras alentador en la vieja noticia de que la oscuridad está desapareciendo y que la luz está brillando? ¿Es...