miércoles, 6 de octubre de 2010

No hable su problema

No hable su problema
“En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto
Proverbios 18:21
Cuando usted habla mucho de los problemas, lo que hace es engrandecerlos y darle una oportunidad al enemigo a que tenga acceso para llevarlo al fracaso. Los hijos de Dios tenemos que hablar lo que es la Palabra de Dios, lo que es una bendición y creerle al Señor. Usted no se puede rendir ante una adversidad aunque parezca incambiable. La última palabra siempre la tiene Dios. Cuando usted tiene que enfrentar situaciones que a veces no son de lo mejor recuerde a la mujer sunamita. Ella le creyó a Dios y cuando le preguntaron cómo le iba ella, estando en medio de una gran prueba, respondió: bien. Hay personas que cuando se le pregunta ¿como esta todo?  Largan un rollo de problemas.  Eso no quiere decir que no los tenga y que no es bueno compartir una oración. Pero cuando usted habla demasiado acerca del problema no está hablando de la salida victoriosa que tiene que tener. Usted tiene que llenar su corazón y sus pensamientos de la Palabra de Dios y creerle a Dios que con la Palabra se va a mover con autoridad sobre las cosas que vengan en contra. Donde los demás ven un problema, usted ve una salida victoriosa. Donde los demás ven un horno de fuego, usted ve al ángel que camina al lado suyo. La sunamita decidió poner la Palabra de Dios en su boca.

Usted tiene que confiar que todo está provisto de parte de Dios. Es un hijo de Dios y tiene que tener la confianza todo el tiempo que tiene protección divina y provisión. Pero para que la provisión se manifieste tiene que estar la declaración de fe. Cuando la mujer dijo: bien, soltó la fe. La palabra principal en la Biblia sobre la confesión se encuentra en el libro de los Proverbios: “En la lengua esta el poder de la vida y de la muerte”. Si la mujer decía está todo mal, me dio un hijo y ahora se muere, si protestaba, se quejaba iba a arruinar todo lo que Dios iba a hacer. Pero ella lo hizo participar a Dios.  Por eso hoy le pregunto ¿Usted de que va hablar? Porque usted tiene que traer los cielos a la tierra, tiene que reinar sobre las circunstancias. Si decide hablar de lo malo, lo engrandece y libera el poder de la muerte. Lo que usted tiene que hacer es traer la vida, manifestar la vida, liberar la vida. Y esto se logra hablando la Palabra de Dios.  Ella tiene el poder para crear otra realidad cuando usted habla palabras de fe. Levántese y acuéstese hablando bendición.   Recuerde que en su lengua está el poder de la vida y de la muerte.   Hable sólo la verdad de la Palabra de Dios.

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