Dios es un Dios de amor, quiere bendecirte y llenarte de prosperidad y abundancia, Él desea que avances hacia tus sueños, es por eso que te ha dado todas las capacidades para lograrlo.
Detente por un instante y comenzá a imaginar tu sueño con tu mente, tu corazón, tu espíritu. Buscá en Dios cuál es el propósito y el sueño por el cual Él te creó. ¿Qué es aquello que te moviliza y te llena de fuerzas?, ¿qué fue lo que siempre pensaste hacer y aún no comenzaste? ¿Cuál es tu pasión? ¿Cómo te ves en ese sueño?
Tu sueño te hará ser una persona única, diferente a los demás. Tu sueño dará significado a tu vida.
Tu sueño te hará ir más allá de la razón y te inspirará para no bajar los brazos ante el primer obstáculo.
Tus ojos espirituales ya vieron el final de la película en donde estás sentado con tu sueño cumplido.
A diferencia de las demás personas, los hijos de Dios, conocemos el final de nuestro sueño: “Para el que cree todo es posible”.
Soñar significa ver primeramente con tus ojos espirituales lo que después verás con tus ojos naturales.
Tu sueño te hará desafiar los imposibles, te llenará de pasión, hará que tu fe te sostenga en cada paso que acciones, y te muevas en pos de ese sueño.
Cuando una persona tiene un sueño, ese sueño lo hará mantenerse parado, con fe.
No importa el tiempo que pase, siempre hay más fuerzas cuando el objetivo es claro. Todas las bendiciones que Dios tiene para ti, y todo lo que El Señor ha soñado para nosotros está en nuestras manos, sólo nos falta ponernos de acuerdo con el sueño, con el propósito de nuestra vida, acordar con ellos y no permitirnos abandonar la carrera hasta haberlo conquistado.
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Juan Guillermo Ruiz
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