martes, 19 de abril de 2011

Para arrojar las preocupaciones

SALMO 55.16-22

Los hombros de Dios son suficientemente amplios para llevar sus cargas. Él es soberano sobre el universo, y por eso capaz de resolver los problemas y satisfacer las necesidades. Hoy quiero darle un ejercicio práctico que le ayudará a saber cómo arrojar las preocupaciones.

Primero, escriba en una hoja de papel las cosas que suelen causar angustia. Una vez que comience a escribir, podrá descubrir una lista de cosas que le roban la paz.Luego, entregue en oración cada problema a Dios. Recuerde que en Salmo 18.35 Él promete sostener a los creyentes con su diestra amorosa.

Por último, al orar, imagínese poniendo la situación en las manos omnipotentes de Dios. Por ejemplo, una mujer puede imaginar que le entrega al Señor sus deudas, mientras le dice: "Padre, te entrego mi preocupación económica. Sé que me enseñaras cómo salir de las deudas. Eres más que suficiente para manejarla, y confío en que me guiarás".

Algunas personas pueden objetar esta sugerencia, porque los movimientos humanistas y pseudoespirituales utilizan también un método que ellos denominan "visualización". No deje que nadie le robe lo que es legítimamente suyo. Dios crea imágenes verbales en la Biblia. Este ejercicio se limita a crear una imagen mental del Señor haciendo exactamente lo que Él dice que hará (Sal 55.22; Mt 6.25, 26).

Cuando haya puesto todas sus preocupaciones en las manos de Dios,  la lista que escribió, destrúyala. De esta manera, simbolizará el acuerdo que acaba de producirse. Sus preocupaciones ya no le pertenecen. Cada una de ellas pertenece al Señor. Déjelas atrás y comience a vivir en perfecta paz.

Toda nuestra ansiedad
1 PEDRO 5.6, 7

¿No es interesante que la afirmación de que Satanás anda rondando como león rugiente, esté en un pasaje sobre los pensamientos de ansiedad? La preocupación puede sentirse como un ataque: somos despedazados interiormente por los temores, la frustración y el desaliento. La ansiedad es un sentimiento atormentador, y el diablo la maneja muy bien.

No tenemos que vivir con ansiedad, porque el Señor cierra la boca de los leones que amenazan a sus seguidores (Dn 6.22). Pedro explicó cómo liberarnos de la ansiedad. Primero, humillándonos ante Dios. Lo que causa la angustia es una sensación de impotencia en una situación dada, y por eso la mejor respuesta es rendirse a Dios —someterse al Señor con la confianza de que Él tiene el poder de controlar su vida. Debemos tener presente que Dios siempre dispone las circunstancias para el bien de usted y la gloria de Él 
(Ro 8.28).

Recuerde que la oración es una declaración de dependencia. Cuando nos humillamos, estamos de rodillas ante Dios todopoderoso. Nada es difícil para su poder, lo cual nos lleva al segundo paso: expresar al Señor nuestros problemas y luego confiar en que Él se ocupará de ellos. Él asume la responsabilidad de atender todas nuestras necesidades (Mt 6.31, 32). A usted le corresponde dar prioridad a Dios obedeciéndolo y viviendo de manera justa (v. 33).

Y tercero, resistir a Satanás manteniéndose firme en la fe. Es decir, no arranque esas preocupaciones de las manos de Dios para angustiarse por ellas otra vez. Cuando los métodos del diablo le hagan temblar de ansiedad, rechace su mentira y afirme que el Señor es suficiente para manejar la situación.

Dios lo Bendiga y hasta pronto
Juan Guillermo Ruiz

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