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jueves, 21 de enero de 2016

DIOS SE HACE VISIBLE EN TUS SITUACIONES



Dios es invisible a nuestros ojos naturales, pero se hace perfectamente visible por medio de las cosas que nos suceden. Conocerás nuevas manifestaciones del Señor, podrás verlo en toda situación, consolando, dándote fuerzas, llevándote a la libertad y entendimiento.

1 Tim. 1:17 “Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén”. Dios es invisible a nuestros ojos naturales, y muchas veces ésto es un detonador para dudar o ser incrédulos de su presencia. Pensamos que no está, o que no hace nada, puede que en ocasiones creemos que existe, pero a su vez tenemos el sentimiento de que nada está funcionando, como que no tiene sentido orar, creer o tener fe. Ésto es absolutamente normal, porque estamos luchando con nuestra mente carnal que se resiste a la fe, no entiende nada de cosas espirituales y en sí misma no puede producir la verdadera fe que proviene de nuestro espíritu. Dios se encarga de mostrarnos su poder de muchas formas, por medio de milagros, testimonios, por el poder de su palabra, y por experiencias que vamos teniendo. Así abrimos el corazón y él puede impartirnos su presencia, así renace la esperanza, se reaviva nuestro espíritu, la fe se hace real. Aunque no comprendamos cómo Dios actúa, tenemos que estar tranquilos, descansando, decidiendo creer, no haciendo caso a nuestra naturaleza pecaminosa, porque Dios está, es el Rey de los siglos, inmortal, invisible. Solo confía, Él te guía a cada paso.   "AVANZA POR MAS"


viernes, 16 de marzo de 2012

¿Donde esta el problema?

Con frecuencia, le pedimos al Señor que solucione los problemas que hay a nuestro alrededor, cuando en realidad lo que Él quiere es resolver los problemas dentro de nosotros. Yo hice eso por años en cuanto a mi peso. Oré y oré a Dios para que me ayudara a adelgazar. Sin embargo, fracasé muchas veces. Perdí, literalmente, centenares de libras, sólo para aumentarlas de nuevo.

Al fin un día tome una decisión firme. Le dije: "Señor, no daré un paso más hasta que no averigüe qué hacer al respecto". Entonces hice ayuno, me aparté de todas las cosas y me propuse estar atento a lo que Dios tuviera que decirme.

Durante ese ayuno, el Señor me mostró la verdadera causa de mi problema. Me mostró que yo quería perder peso, pero no quería cambiar mis hábitos alimenticios. Yo era como el alcohólico que quiere beber constantemente sin ser afectado por el licor. Quería comer nueve veces al día y seguir pesando 75 kilos.

Entonces, me di cuenta de que Dios no solo quería librarme de las libras de más que tenía, sino también del pecado de la glotonería en mí. Ahí mismo y en ese instante me arrepentí de ese pecado. Ese día comprendí lo difícil que es para un hombre que bebe encarar el hecho de que es alcohólico. Duele admitir tal cosa. Entonces, en lugar de pedirle a Dios que me liberara del problema del peso, le pedí que me libertara de la glotonería. Y, efectivamente, Él lo hizo.

Si sus oraciones no parecen estar cambiando los problemas que hay a su alrededor, quizá sea hora de mirar en su vida. Tal vez sea hora de pedirle al Señor que actúe en el meollo del asunto. Por El pastor Kenneth Copeland
 
 

¿Cómo puedo Arreglar todo con Dios?

  🔹 Introducción En la vida, a menudo enfrentamos momentos en los que sentimos que nos hemos alejado de Dios. Tal vez hemos tomado decisio...