sábado, 4 de enero de 2025

Un Ancla para el Alma: La Esperanza que Transforma Vidas


 

Introducción

La esperanza es esencial para el ser humano. Es el faro que ilumina nuestro camino cuando todo parece oscuro, la fuerza que nos levanta cuando estamos abatidos. Para los cristianos, la esperanza no es un simple deseo de que las cosas mejoren, sino una confianza firme en las promesas de Dios, quien nunca falla.

Cita bíblica central
"Tenemos esta esperanza como ancla del alma, firme y segura. Entra en el santuario interior detrás del velo." Hebreos 6:19 (NVI)

La naturaleza de nuestra esperanza

La esperanza cristiana es diferente a la esperanza terrenal. No depende de las circunstancias ni está condicionada por lo que vemos. Es una certeza que se basa en el carácter de Dios y Su fidelidad a lo largo de la historia.

En Hebreos 6:19, la esperanza se describe como un ancla para el alma. Así como un ancla estabiliza un barco en medio de una tormenta, la esperanza en Cristo nos sostiene cuando enfrentamos pruebas. Esta esperanza no es pasajera ni frágil, porque está firmemente arraigada en el santuario celestial, donde Cristo ha abierto el camino para nosotros.

La fuente de nuestra esperanza

La esperanza cristiana no proviene de nuestras propias fuerzas o habilidades, sino de Dios mismo. Romanos 15:13 nos asegura:
"Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo."

Dios es el autor de nuestra esperanza, y Su Espíritu Santo trabaja en nosotros para fortalecerla. Cuando nos sentimos débiles o desanimados, podemos acudir a Él en oración y recibir Su paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:6-7).

La esperanza en acción

Tener esperanza no significa que nunca enfrentaremos dificultades. De hecho, la Biblia nos enseña que las pruebas son parte del proceso de refinamiento que fortalece nuestra fe y esperanza. Romanos 5:3-5 dice:
"Nos gloriamos también en las tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado."

La esperanza nos impulsa a actuar con fe, sabiendo que Dios está trabajando en todas las cosas para nuestro bien (Romanos 8:28). Nos ayuda a mantener una actitud de confianza y agradecimiento, incluso cuando no entendemos por qué enfrentamos ciertas situaciones.

Un llamado a confiar en la esperanza eterna

Como creyentes, nuestra esperanza última no está en este mundo, sino en la eternidad con Dios. Apocalipsis 21:4 nos da un vistazo de esa esperanza futura:
"Él secará toda lágrima de sus ojos, y no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir."

Esta promesa nos recuerda que, aunque enfrentemos sufrimientos aquí y ahora, tenemos un futuro glorioso asegurado en Cristo. Esa esperanza eterna nos permite vivir con valentía y propósito, sabiendo que nuestras aflicciones presentes son momentáneas comparadas con la gloria venidera.

Reflexión personal

¿En qué estás poniendo tu esperanza hoy? Si sientes que tu fe flaquea o que la desesperanza ha comenzado a invadir tu corazón, recuerda que Dios es fiel y siempre cumple Sus promesas. Dedica tiempo para buscarlo en oración, leer Su Palabra y recordar Su fidelidad en el pasado.

Llamado a la acción

Hoy, decide anclar tu esperanza en Cristo. Declara con confianza las palabras del Salmo 42:11:
"¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!"

Permite que la esperanza sea el ancla que estabilice tu vida, confiando en que Dios tiene un plan perfecto para ti.

Cierre

La esperanza en Cristo no es ilusoria ni temporal; es firme y eterna. Es una esperanza que nos sostiene, nos fortalece y nos guía hacia el propósito que Dios tiene para nosotros. Aférrate a esa esperanza hoy, y deja que sea la luz que ilumine tu camino, aun en medio de las circunstancias más difíciles.


jueves, 12 de diciembre de 2024

LA FE EN TIEMPOS DIFICILES PARTE 3

 


Versículo central:
"ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera la certeza de lo que no se ve."  Hebreos 11:1

Introducción

Los tiempos difíciles llegan a todos, sin importar nuestra condición, creencias o circunstancias. Son momentos que prueban nuestra paciencia, resistencia y, sobre todo, nuestra fe. Cuando todo a nuestro alrededor parece incierto, cuando las respuestas no llegan y las soluciones parecen imposibles, ¿cómo podemos mantenernos firmes en nuestra fe? Este devocional te invita a reflexionar sobre el poder transformador de la fe en medio de las pruebas.

La fe: Una garantía en la incertidumbre

Hebreos 11:1 describe la fe como una garantía y certeza. Es una confianza inquebrantable en que Dios cumplirá Sus promesas, incluso cuando no podamos ver cómo. Esta convicción nos permite esperar con esperanza y perseverancia, aunque las circunstancias actuales sean adversas. La fe no niega nuestras luchas, sino que las enfrenta con la seguridad de que Dios está obrando detrás de escena.

Job: Un ejemplo de fe en la adversidad

La historia de Job nos muestra una fe que persevera en medio del dolor. Job perdió su familia, bienes y salud, pero nunca perdió su confianza en Dios. Ante su sufrimiento, declaró: "El Señor ha dado; el Señor ha quitado. ¡Bendito sea el nombre del Señor!" (Job 1:21, NVI). Aunque no entendía por qué estaba sufriendo, Job mantuvo la certeza de que Dios seguía siendo soberano y bueno.

Promesas de Dios para los tiempos difíciles

Dios no nos promete una vida libre de dificultades, pero sí nos asegura Su presencia constante. En Isaías 41:10, Él declara:
"Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa."

Esta promesa nos recuerda que no estamos solos. En los momentos de mayor debilidad, Su fuerza nos sostiene. Además, Romanos 8:28 nos anima: "Sabemos que en todas las cosas Dios trabaja para el bien de quienes lo aman." Aun en el sufrimiento, Dios puede usar nuestras circunstancias para moldearnos y llevarnos a un propósito mayor.

Claves para fortalecer tu fe en tiempos difíciles

  1. Mantén una relación constante con Dios a través de la oración: Filipenses 4:6-7 nos invita a presentar nuestras preocupaciones a Dios con acción de gracias, asegurándonos de que Su paz llenará nuestro corazón y mente.
  2. Sumérgete en la Palabra de Dios: La Biblia es un refugio en medio de las tormentas. Pasajes como el Salmo 46 nos recuerdan que Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
  3. Rodéate de una comunidad de fe: Compartir nuestras luchas y recibir el apoyo de otros creyentes fortalece nuestro espíritu y renueva nuestra esperanza.
  4. Recuerda la fidelidad de Dios en el pasado: Reflexiona sobre las veces en que Dios te ha sostenido. Esas memorias te darán la confianza para enfrentar los desafíos actuales.

Reflexión personal

¿Has sentido que tu fe se debilita en medio de una prueba? Es normal sentirse así, pero es importante recordar que no dependemos de nuestra fuerza, sino de la de Dios. La fe no es la ausencia de dudas, sino la decisión de confiar en Dios a pesar de ellas.

Piensa en un momento difícil que hayas atravesado. ¿Cómo viste la mano de Dios obrando, incluso si en el momento no lo notaste? Reflexionar sobre estas experiencias nos ayuda a renovar nuestra confianza en Su fidelidad.

Un llamado a la acción

En medio de tus luchas, toma tiempo para acercarte a Dios. Habla con Él con honestidad y derrama tu corazón en Su presencia. Pídele que te ayude a ver más allá de las circunstancias actuales y a confiar en Su propósito. Recuerda: la fe no elimina las dificultades, pero nos permite enfrentarlas con esperanza y fortaleza.

Cierre

La fe es un ancla para el alma, especialmente en tiempos difíciles. Aunque las pruebas puedan ser intensas, nunca olvides que Dios está contigo, obrando para tu bien y Su gloria. Como declara 2 Corintios 4:16-18 (NVI):
"Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos renovamos día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento."

Aférrate a estas palabras y deja que tu fe sea la luz que guíe tu camino, aun en los momentos más oscuros. Dios está contigo, y Su fidelidad nunca fallará.


martes, 22 de octubre de 2024

EL PODER DEL PERDÓN (PARTER 2)

 





¿Cómo Podemos Perdonar?

Perdonar no es fácil, especialmente cuando las heridas son profundas. Sin embargo, con la ayuda de Dios, es posible. A continuación, te presento algunos pasos prácticos para comenzar el proceso del perdón:

1. Ora por el Poder de Dios

El perdón genuino no puede lograrse en nuestras propias fuerzas. Necesitamos el poder del Espíritu Santo para transformar nuestros corazones y darnos la capacidad de perdonar. Ora pidiéndole a Dios que te dé la fuerza para soltar la ofensa y el dolor.

2. Reconoce tu Propia Necesidad de Perdón

A menudo, el primer paso hacia el perdón es reconocer cuánto nos ha perdonado Dios. Jesús nos contó la parábola del siervo despiadado en Mateo 18:23-35, que no quiso perdonar una pequeña deuda después de que se le perdonara una deuda mucho mayor. Esta historia nos recuerda que todos hemos sido perdonados por Dios de una deuda espiritual inmensa, y en respuesta, estamos llamados a perdonar a los demás.

3. Deja Ir el Rencor

Perdonar significa soltar el rencor y confiar en que Dios traerá justicia. Romanos 12:19 dice: "Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor." Cuando perdonamos, confiamos en la justicia de Dios, sabiendo que Él es justo y recto en todos Sus caminos.

4. Pide a Dios que Bendiga a la Persona que te Ofendió

Este es quizás el paso más difícil, pero también el más transformador. Jesús nos enseña en Mateo 5:44 a orar por nuestros enemigos y bendecir a quienes nos maldicen. Cuando oramos por quienes nos han herido, Dios obra en nuestros corazones, transformando nuestra actitud hacia ellos.

El Perdón, un Reflejo del Amor de Dios

En última instancia, el perdón es un reflejo del carácter de Dios. Dios es amor (1 Juan 4:8), y el perdón es una de las más grandes expresiones de Su amor. Cuando elegimos perdonar, estamos demostrando el amor de Dios a los demás y siguiendo el ejemplo de Cristo, quien nos perdonó cuando estábamos perdidos en el pecado.

Así como Dios nos ha perdonado de nuestras muchas transgresiones, también somos llamados a perdonar a los demás, sabiendo que el perdón trae sanación, restauración y libertad.

Conclusión

El poder del perdón es transformador. Nos libera del rencor, sana nuestras heridas y restaura nuestras relaciones. Más importante aún, el perdón nos permite reflejar el carácter de Dios y vivir en la plenitud de Su amor y gracia. Si has estado luchando con la falta de perdón, recuerda que Dios te ha perdonado a ti primero, y Su Espíritu está dispuesto a ayudarte a perdonar a los demás.

Que el Señor nos conceda la gracia de perdonar como Él nos ha perdonado, y que experimentemos la libertad y la paz que solo el perdón puede traer.







miércoles, 2 de octubre de 2024

EL PODER DEL PERDÓN (PARTER 1)

 


El Poder del Perdón

El perdón es una de las virtudes más poderosas que los seres humanos pueden experimentar, y en el cristianismo, ocupa un lugar central en la enseñanza de Jesucristo. El acto de perdonar no solo libera a quien ha sido ofendido, sino que también otorga paz, sanación y restauración a quien ofrece el perdón. En un mundo lleno de rencores, conflictos y heridas emocionales, el perdón es el camino que Dios nos muestra para alcanzar la libertad espiritual. En este devocional, exploraremos el poder transformador del perdón, basándonos en la Escritura y en la vida de Jesús como el más grande ejemplo de perdón.

MATEO 6:14-15    "Porque si perdonan a  otros  sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre perdonará a ustedes las suyas." 


El Ejemplo Supremo del Perdón: Jesucristo

Jesús, durante Su ministerio terrenal, no solo enseñó sobre el perdón, sino que también lo vivió. En el momento más oscuro de Su vida, cuando estaba colgado en la cruz, en medio de un sufrimiento indescriptible, Jesús oró por aquellos que lo habían crucificado:

Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen. (Lucas  23:34) Este acto de perdón radical demuestra la naturaleza divina de Jesús y Su inquebrantable amor por la humanidad. A pesar de la traición, el odio y el dolor físico, Él eligió el perdón sobre la venganza. Esta lección nos enseña que el perdón no depende de lo que otros hagan o merezcan, sino de nuestra disposición a imitar a Cristo y a confiar en el poder sanador del perdón.

¿Qué es el Perdón?

El perdón no es simplemente olvidar lo que ha sucedido o minimizar la gravedad de una ofensa. No se trata de negar el dolor que hemos experimentado. El perdón es la decisión consciente de soltar el resentimiento, la ira y el deseo de represalia, confiando en que Dios es justo y en Su capacidad para traer justicia y sanación.

Cuando perdonamos, no estamos diciendo que lo que ocurrió está bien, sino que estamos eligiendo liberarnos del control que la ofensa tiene sobre nuestras vidas. Nos liberamos del rencor que nos envenena el alma y dejamos que Dios tome el control.

El Poder del Perdón en la Vida de los Creyentes

El perdón tiene un impacto profundo en nuestras vidas. A través de la Escritura y de testimonios de cristianos a lo largo de los siglos, podemos ver cómo el poder del perdón trae restauración y renovación.

1. Sanación Personal

Uno de los efectos más significativos del perdón es la sanación interior. Cuando no perdonamos, el resentimiento y el odio comienzan a corroer nuestro espíritu. El perdón, por otro lado, rompe las cadenas de la amargura y nos permite experimentar la paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7). La falta de perdón puede incluso afectar nuestra salud física, provocando estrés, ansiedad y enfermedades. Sin embargo, cuando perdonamos, liberamos esa carga, y nuestro corazón se abre al amor y la paz de Dios.

2. Restauración de Relaciones

El perdón es esencial para la restauración de las relaciones rotas. Dios nos creó para vivir en comunidad, y el pecado, la traición y las ofensas crean barreras entre nosotros y los demás. Sin embargo, el perdón tiene el poder de derribar esas barreras y restaurar las relaciones dañadas. El apóstol Pablo nos exhorta en Efesios 4:32:  Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.

El perdón permite que el amor de Dios fluya a través de nosotros y restablezca los vínculos quebrantados. Aunque puede ser un proceso difícil, el perdón es el primer paso hacia la reconciliación y la unidad.

3. Libertad Espiritual

El perdón nos libera del poder del pecado y del control de las ofensas pasadas. La falta de perdón es como una prisión emocional y espiritual, donde el prisionero somos nosotros mismos. Jesús vino a traernos libertad, y el perdón es una de las formas en que experimentamos esa libertad. En Colosenses 3:13, el apóstol Pablo nos recuerda la importancia del perdón en nuestra vida cristiana:

"De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro.  Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes".   

Cuando perdonamos, no solo liberamos a la persona que nos ha ofendido, sino que nos liberamos a nosotros mismos de las cadenas del rencor. Es en este acto que verdaderamente comprendemos la gracia de Dios en nuestras vidas.


lunes, 23 de septiembre de 2024

LA FE EN TIEMPOS DIFICILES PARTE 2

 


LA FE EN TIEMPOS DIFICILES  PARTE 2 





La fe en tiempos de incertidumbre

Uno de los aspectos más complicados de la vida es la incertidumbre. No saber qué deparará el futuro, qué decisiones tomar, o cuándo terminará una situación dolorosa puede ser aterrador. Pero la fe nos llama a confiar en que Dios tiene el control, incluso cuando no lo entendemos. Proverbios 3:5-6 nos recuerda: "Confía en el SEÑOR de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio inteligencia; en todos tus caminos, reconócelo, y él enderezará tus sendas".

La incertidumbre puede ser una oportunidad para rendir nuestras ansiedades a Dios y depender completamente de Él. En lugar de buscar respuestas inmediatas o tratar de resolver las situaciones por nuestra cuenta, la fe nos invita a descansar en el plan de Dios, sabiendo que Él está trabajando en cada detalle. Este tipo de confianza requiere humildad, porque implica reconocer que no siempre tenemos todas las respuestas ni controlamos las circunstancias. Pero también es una fuente de gran paz, porque nos recuerda que no estamos solos en la lucha. 

La comunidad de fe en tiempos difíciles

Además de nuestra relación personal con Dios, la comunidad cristiana juega un papel crucial en sostener nuestra fe durante tiempos difíciles. Gálatas 6:2 nos exhorta a "Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas y así cumplirán la ley de Cristo". La fe no está destinada a ser vivida en aislamiento. En momentos de dificultad, es fundamental rodearnos de hermanos y hermanas en la fe que puedan orar por nosotros, ofrecernos ánimo y recordarnos las promesas de Dios.

La iglesia, como cuerpo de Cristo, es un refugio en tiempos de tormenta. En ella encontramos consuelo, consejo y apoyo práctico. A través del testimonio de otros creyentes que han pasado por situaciones similares, nuestra fe se ve fortalecida. También, cuando compartimos nuestras luchas y preocupaciones, permitimos que otros oren por nosotros y nos ayuden a llevar nuestras cargas, lo que aligera el peso de la dificultad.

La esperanza en tiempos difíciles

Al final de todo, la fe en tiempos difíciles nos dirige hacia una esperanza más grande. Nuestra confianza en Dios no se basa solo en el presente, sino en la promesa de lo que vendrá. En Romanos 8:18, Pablo declara: "De hecho considero en nada se comparan los sufrimientos actuales con la glorias que habrá de revelarse a nosotros.". La fe nos impulsa a mirar más allá de nuestras circunstancias temporales y nos recuerda que, en Cristo, tenemos una herencia eterna que no se puede destruir ni desvanecer.

Esta esperanza no es una evasión de la realidad, sino una fuente de consuelo y fortaleza. Nos da la certeza de que, aunque la vida sea difícil y a menudo dolorosa, Dios está preparando algo mucho mayor y más glorioso para nosotros. Esta perspectiva eterna nos ayuda a perseverar, a seguir confiando en Dios, y a encontrar propósito incluso en medio del sufrimiento.

Conclusión

La fe en tiempos difíciles es, en última instancia, una expresión de nuestra confianza en el carácter de Dios. A través de las pruebas y las incertidumbres de la vida, la fe nos permite ver más allá de lo inmediato y confiar en que Dios está obrando, incluso cuando no podemos entenderlo completamente. Esta fe no es pasiva, sino activa: nos impulsa a buscar a Dios, a depender de Él, y a caminar con esperanza, sabiendo que Él tiene el control de todas las cosas. En medio de las tormentas de la vida, la fe es el ancla que nos sostiene firmes y nos recuerda que no estamos solos. Dios está con nosotros, y Su amor nunca falla.


Los invito a suscribirse, compartir el blog a otros. Gracias y feliz bendecida enseñanza. 


jueves, 19 de septiembre de 2024

LA FE EN TIEMPOS DIFÍCILES

La fe en tiempos difíciles: Es una de las pruebas más profundas y desafiantes que puede enfrentar cualquier persona creyente. Cuando las circunstancias de la vida se tornan complicadas, impredecibles, e incluso abrumadoras, la fe en Dios puede ser lo único que nos sostiene en pie. Esta fe no se trata de un sentimiento momentáneo o de una creencia superficial; más bien, es una confianza profunda y constante en que Dios tiene un plan, incluso cuando no entendemos lo que está sucediendo a nuestro alrededor.

Hoy tendremos la primera parte de dos, para ser edificados con los principios de Dios 

 


Hebreos 11:1 nos dice " Ahora bien, la fe es tener confianza en lo que esperamos, es tener certeza de lo que no vemos.En otras palabras, la fe es la seguridad de que, aunque no podamos ver o comprender completamente la situación, confiamos en que Dios está obrando detrás de escena. Es confiar en la bondad de Dios y en Su control soberano, aunque los ojos físicos no vean soluciones inmediatas. La fe es, en muchos aspectos, lo opuesto a lo que la sociedad moderna suele promover, que es la necesidad de ver, tocar, y experimentar las cosas directamente para creer en ellas. En cambio, la fe nos llama a confiar en lo invisible, a descansar en la certeza de que Dios está con nosotros, incluso cuando no podemos percibir Su presencia de manera tangible.

La fe como ancla en medio de la tormenta

A lo largo de la Biblia encontramos numerosos ejemplos de personas que demostraron una fe firme en medio de situaciones extremadamente difíciles. Un ejemplo clásico es la historia de Job, un hombre justo y temeroso de Dios, que lo perdió todo: sus hijos, sus posesiones y su salud. A pesar de su gran sufrimiento, Job mantuvo su fe. Aunque cuestionó, lloró y se angustió, nunca renunció a su confianza en Dios. En Job 13:15, él declara: !Que me mate, en él tengo mi  esperanza! Pero en su propia cara defenderé mi conducta. Esta es una fe que no se basa en la circunstancia inmediata, sino en una confianza inquebrantable en el carácter de Dios.

El Nuevo Testamento también nos da muchos ejemplos de fe en tiempos difíciles. Los discípulos enfrentaron persecución, cárcel, y amenazas constantes por su fe en Jesús. Sin embargo, en lugar de rendirse o huir, continuaron proclamando el evangelio con valentía. La fe de estos hombres no estaba basada en sus circunstancias externas, sino en su certeza de que Cristo había resucitado y que Su promesa de vida eterna era verdadera.

La fe como fuente de fortaleza

Una de las mayores bendiciones de la fe es que nos proporciona una fortaleza interna que va más allá de lo humano. En 2 Corintios 12:9, el apóstol Pablo escribe sobre una revelación que recibió de Dios: Pero él me dijo: Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por lo tanto, gustosamente presumiré  más bien de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. En nuestras debilidades, Dios se muestra fuerte. A medida que confiamos en Él, experimentamos una paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7) una paz que no se basa en la ausencia de problemas, sino en la presencia de Dios en medio de ellos.

El mundo, con sus tribulaciones y dificultades, a menudo nos lleva a sentirnos desamparados. Pero la fe nos da una visión diferente, nos permite ver más allá de las circunstancias actuales y enfocarnos en lo que es eterno. Mientras el sufrimiento puede parecer interminable, la fe nos recuerda que nuestras pruebas son temporales y que Dios puede utilizarlas para nuestro crecimiento espiritual y para Sus propósitos mayores.

El crecimiento de la fe en tiempos de dificultad

Es importante destacar que la fe no solo se manifiesta en tiempos difíciles, sino que a menudo crece y se fortalece precisamente en esas temporadas de desafío. Santiago 1:2-4 dice: Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tenga que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba d su fe produce perseverancia. Y la perseverancia debe llevar a feliz termino la obra para que sean perfectos e íntegros sin que les falte nada.

Las pruebas que enfrentamos en la vida tienen el potencial de purificar y profundizar nuestra fe. Así como el oro es refinado en el fuego, nuestra fe también es perfeccionada a través de las dificultades. Las temporadas de sufrimiento nos obligan a depender completamente de Dios, lo que, a su vez, fortalece nuestra relación con Él. Cuando nuestras propias fuerzas se agotan, es entonces cuando descubrimos el poder de la fe y la fidelidad de Dios.

En medio de las dificultades, es fácil perder de vista esta verdad y sentir que la situación nos está desbordando. Sin embargo, la Biblia nos insta a recordar que, aunque el dolor y las pruebas sean reales, no son el fin de la historia. En Romanos 8:28, Pablo nos asegura que Ahora bien, sabemos que Dios dispone  todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.

   

lunes, 15 de octubre de 2018

Una y Otra Vez

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1 Juan 2:7-17

¿Que encuentras alentador en la vieja noticia de que la oscuridad está desapareciendo y que la luz está brillando? ¿Esto inspira o intimida?

Necesitamos a veces que nos repitan la verdad una y otra vez Juan nos dice abiertamente que él está diciendo algo viejo. Nos dice que escuchemos a Jesús. Puede ser una noticia vieja, pero cada dia parece un poco diferente.

Tenemos cada día un desafío diferente que trata de alejarnos de Cristo. La noticia vieja pero increíble es que Jesús  es el mismo cada día, y Él quiere nuestro corazón.
La Biblia puede ser a veces un poco abstracta, así que Juan se pone muy práctico  y dice:  ¿Quieren saber qué  es luz?  ÁMENSE UNOS A OTROS.  el pone en marcha el capitulo entero hablando de la luz vs la oscuridad, y cómo los hijos de Dios camina en la luz. Juan termina su pensamientos: caminar en la luz es amar a tu prójimo cristiano.

Debemos amarnos unos a otros. Juan se dirige a diferentes grupos de personas: niños, padres y jóvenes. Cristo tiene algo diferente para cada uno de nosotros. Así como su noticia vieja nos conmueve de una forma nueva, de la misma manera nuestros diferentes papeles en la vida pueden traer diferentes desafíos a los que experimenta otro hermano o hermana en Cristo. Recuerda, Dios nos creo para ser diferentes uno del otro. El pecado puede y debe ser confrontado, pero las diferentes personalidades, las etapas de la vida,  los niveles de inteligencia y los talentos todos deben aceptarse como la creación de  Dios.. Somos uno en Él

Un Ancla para el Alma: La Esperanza que Transforma Vidas

  Introducción La esperanza es esencial para el ser humano. Es el faro que ilumina nuestro camino cuando todo parece oscuro, la fuerza que n...